2014/03/03

Tres historias de empresas chilenas que surgieron al alero de Facebook

La popular red social creada por Mark Zuckerberg no sólo funciona para encontrar viejos amigos, chatear o subir fotografías. Varios negocios se han iniciado y desarrollado gracias a esta plataforma cibernética, y después de madurar, han logrado dar el salto hacia el mundo real. 
A 10 años del nacimiento de Facebook, que hoy cuenta con más 100 millones de usuarios, la manera de comunicarse, relacionarse y conectarse con las personas ha cambiado radicalmente.
También los negocios, sobre todo para quienes vieron en esta plataforma una oportunidad de emprender y decidieron lanzarse con sus propias compañías.
Varias de ellas incluso han logrado traspasar las barreras de internet y se han establecido formal y presencialmente con tiendas físicas.
Hoy Chile cuenta con 6,7 millones de usuarios activos de Facebook, convirtiéndose en el país con mayor penetración de todo el continente, superando incluso a Estados Unidos.
A tanto ha llegado el impacto de esta red social en Chile, que durante esta semana un banco anunció la primera cuenta bancaria de Latinoamérica que se puede abrir y operar exclusivamente a través de Facebook.
¿Pero, qué tiene Facebook que lo hace una plataforma tan atractiva? El modelo publicitario que desarrolló Zuckerberg y que permite a las compañías usarlo como herramienta para segmentar casi quirúrgicamente a los distintos públicos según los datos que los mismos usuarios proporcionan: edad, sexo, ubicación e intereses, entre otros, logrando una efectividad al público objetivo única.

¿Cómo funciona la publicidad en Facebook?


La publicidad en Facebook permite segmentar de múltiples maneras el público objetivo: ya sea geográfica (se puede publicitar, según país, región, ciudad o incluso pequeñas zonas como una comuna o un barrio), por gustos (los famosos "likes"), género, trabajo, estudios y edad, entre otros.
Esto permite que los avisos publicitarios sean vistos por el público objetivo al que específicamente quiere dirigirse una marca, lo que se traduce en una mayor efectividad que la que otorga la publicidad en medios masivos.
Facebook tiene dos maneras de cobrar por la publicidad que brinda: una es por cada "clic" que los cibernautas hagan sobre un anuncio, y otra, según el número de personas a las que les sean exhibidos estos avisos.
Existen también planes dependiendo del presupuesto de la empresa y a cuántas personas quiera llegar.

Los "gadgets" que pasaron de la web a Bellavista


TecnoStrike es un ejemplo de empresa que nació en el mundo virtual de Facebook, le fue bien, y luego saltó al mundo real. Es liderada por los estudiantes de Ingeniería Comercial José Gómez y Miguel Viñuela, ambos compañeros de curso durante toda la vida, en el colegio Alonso de Ercilla. A los 19 años comenzaron la compañía con un capital cercano a los $18 millones que consiguieron gracias al apoyo de sus padres y préstamos en el banco, que sus familias les ayudaron a conseguir.
Así partieron vendiendo artículos electrónicos como celulares, tablets y audífonos que importaban desde China, a través de sitios en internet. Al ver que las ventas iban bien, ambos decidieron expandirse y lograron conseguir otro crédito, por $10 millones que usaron en arrendar y remodelar un local.
Hoy, con 21 años, están instalados en el Barrio Bellavista, donde trabajan junto a un colaborador, quien es el encargado del servicio técnico de los aparatos.
"Facebook fue importante porque es una red social capaz de juntar tu marca con la gente que está interesada", explica Gómez.
Agrega que gracias a la red social se han hecho conocidos, y han podido desarrollar estrategias de márketing como la realización de sorteos de productos para ganar seguidores y para publicitar sus productos.

Invirtieron $10 millones y hoy facturan $1.400 millones al año


Diego Schuler, Diego Moreno, Felipe Cancino y Felipe Robinson se dedicaban a hacer fiestas en la universidad y cuando entraron al mundo laboral siguieron organizando estos eventos, pero hace cuatro años decidieron transformar el hobby en su trabajo.
Así nació Club de Baile (CB), una productora de fiestas. "Nos dimos cuenta de que faltaban panoramas en Santiago para nuestro público objetivo", sostiene Moreno.
Comenzaron con una inversión de aproximadamente $10 millones y hoy aseguran que tienen una facturación anual de alrededor de US$2,5 millones ($1.400 millones).
Admiten que Facebook fue esencial para comenzar el proyecto y lo describen como un instrumento vital para la difusión de los eventos. "Nos tocó vivir la etapa previa a Facebook, cuando publicitar el evento era más tedioso: había que repartir flyers por las universidades o playas... era un tremendo desgaste", agrega Moreno.
Los socios de CB explican que gracias a la plataforma lograron no sólo seleccionar a qué personas invitan a sus fiestas -cada uno paga una entrada de $10 mil y en promedio, asisten 2 mil personas- sino que también les ha servido para mejorar sus servicios.
"Muchos ocupan las redes sociales para criticar. Nosotros hemos tenido la suerte de recibir muchas felicitaciones, pero cuando nos hemos enfrentado a problemas o quejas, tratamos de responderles a nuestros clientes, incluso otorgándoles alguna atención especial. La clave del éxito es siempre estar atentos a esas pequeñas situaciones", afirma Moreno.

Las "monjitas" que convocan diseñadores


"Monjitas a la Moda" comenzó en 2008, cuando a las diseñadoras Lorena Correa y Natalia Ceballos se les ocurrió hacer una feria, pero modalidad de tienda: La idea era invitar a distintos diseñadores para que les entregaran sus creaciones y ellas hacer de nexo con los clientes.
Se consiguieron una casa en la calle Monjitas (de ahí el nombre del negocio) cuya dueña se las arrendó en $300 mil -los precios en ese sector son más elevados, pero la propietaria quiso ayudarlas considerando que se trataba de un proyecto artístico- y casi la totalidad del material necesario para instalarse.
En paralelo "subieron" el emprendimiento a la red social y comenzaron a vender de manera "amateur". Cerca del 70% de sus ventas se hacía vía online, y entregaban la mercadería por correo o a través de retiro en el mismo negocio.
Casi medio año después se cambiaron a Vitacura, debido a los robos que sufrió la tienda en el centro de Santiago. Además de vender sus propias creaciones, arriendan espacio para que diseñadores emergentes comercialicen las suyas. Monjitas a la Moda factura aproximadamente $50 millones mensualmente que se dividen entre 30 a 40 diseñadores independientes asociados al colectivo. El 70% de sus ventas ahora se realizan en sus locales y ya cuentan con otro establecimiento en Antofagasta.
Actualmente la tienda tiene tres perfiles en Facebook, más de cinco mil amigos y una Fan Page con más de 20.000 seguidores. No gastan más de $5 mil al mes para hacerse publicidad en la red social. Incluso una multitienda las tiene encargadas de un sector, donde también aprovechan de vender sus propias prendas. Hoy en día Monjitas a la Moda cuenta con más de 15 trabajadores entre su local y el retail.

por:  Juan Pablo Cornejo.

No hay comentarios.: