Cualquiera diría que la aplicación Flappy Bird (pájaro aleteador), es la reina de las gallinas de los huevos de oro. Cualquiera, salvo su creador Nguyen Dong, que el 9 de febrero decidió retirarla del mercado alegando que «le ha arruinado la vida». Fue a partir de entonces cuando se desató el fenómeno que por estos días ha levantando expectación fuera y dentro del sector tecnológico. Primero, los fans se volcaron en las redes sociales pidiendo su vuelta. Y, después, comenzó la fiebre por hacerse con la app que encabeza la lista de aplicaciones gratuitas más populares del mundo con 50 millones de descargas, lo que la convierte en la más popular del año.
Las subastas en eBay para adquirir un iPhone con el juego instalado comenzaron en US$ 50 y, por lo general, alcanzaron los 500 billetes verdes. Pero eso es sólo una media. Porque la escasez vende. Y rige la ley de la oferta y la demanda, que disparó las pujas hasta US$ 100.000. Incluso dicen que se podría haber rebasado ese precio si no fuera porque las subastas no cerradas tuvieron que cancelarse, ya que vender un teléfono con aplicaciones ya descargadas va en contra de la delicada política de Apple. ¿Hay detrás alguna artimaña de Dong? Nadie parece tener respuesta. (Expansión)
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