2014/02/03

La costosa aventura de La Polar en Colombia

La firma vale hoy US$ 85 millones en Bolsa, mucho menos que los US$ 200 millones que recaudó en un aumento de capital en 2012. En el mercado lo atribuyen, en parte importante, al mal desempeño de Colombia. La Polar decidió no invertir más en ese país.
por Karina Ferrando
La Polar cerró el viernes con una capitalización bursátil de US$ 85 millones. Su acción -denominada Nueva Polar- se desplomó 31,8% en enero. Y en 2013 ya había retrocedido 66%. Los números son elocuentes. La empresa vale menos de la mitad de lo que recaudó en 2012, cuando aumentó su capital y consiguió unos US$ 280 millones de parte de los inversionistas. En ese período, su capitalización bursátil era de US$ 450 millones.
En la empresa están sorprendidos por la magnitud de la caída del papel y atribuyen la baja al contexto que hoy vive el retail. El sector, sin embargo, ha bajado 11,6% en 2014, un tercio del descenso de La Polar. La administración de la compañía confía en que el cuarto trimestre de 2013 (con Navidad incluido) se mantendrá la tendencia de recuperación que venían exhibiendo, pero admite un problema no menor: la operación de Colombia está desgastando a la firma.
Lo mismo opinan en el mercado financiero, donde atribuyen a la operación de ese país parte de la pérdida de valor del retailer.
El gerente de estudios de la corredora Renta 4, Guillermo Araya, dice que las tiendas de la cadena en Colombia tienen costos operativos muy altos, porque la escala es muy baja. “En Chile, La Polar tiene Ebitda positivo, pero en Colombia no y esa operación le ha comido riqueza. La empresa tendría números azules si hubiese decidido bajar la cortina en Colombia”, afirma.
Una mirada similar tiene el jefe de la mesa de dinero de Econsult, Rodolfo Friz, quien asegura que “la operación en Colombia no es lo que se esperaba y hay que evaluar si seguir o cerrarlo y dedicarse a lo que la empresa sabe hacer”.
En su entrega de resultados a septiembre de 2013, La Polar informó que mientras Chile generó un Ebitda consolidado de 2,3% de las ventas, en Colombia fue de -40,8%.
“Nos ha ido mal en Colombia, pero a toda la industria le ha ido mal allá y el proyecto no tiene la escala necesaria para ser rentable. Los resultados son decepcionantes”, afirman.
Por eso, la compañía ya adoptó una decisión: no destinará más recursos a su operación en Colombia, la que suma seis locales. Su directorio está analizando las medidas que adoptará y no ha descartado ninguna opción: incluso bajar la cortina y asumir la pérdida. A mediados del año pasado iniciaron un proceso de búsqueda de socio, y a seis meses, no han tenido éxito. “Ha pasado un plazo razonable y vamos a buscar otras alternativas”, dicen en la cadena.
Entre las dificultades detectadas se incluyen la mala ubicación de sus tiendas, altos costos de arriendo y un mercado sumamente competitivo.
Otros factores
No sólo Colombia ha impactado en La Polar. Según la abogada de varios minoritarios, Bárbara Salinas, la situación también se relaciona con la negativa de algunos acreedores a darle “oxígeno” a la firma, por la decisión de algunas AFP de no vender, con un alto descuento, sus bonos junior el año pasado, lo que habría reducido la carga financiera delretailer. La profesional dice que la semana pasada se reunió con el presidente de la empresa, César Barros, quien le señaló que la firma tiene buenos resultados en Chile, pero que el mal diseño del Convenio Judicial Preventivo y el plan de pagos ha impedido que despegue y se vuelva atractiva para los inversionistas, relata.
El socio y gerente general de la clasificadora de riesgo Humphreys, Aldo Reyes, dice que hoy los bonos de La Polar están clasificados en categoría C, lo que indica que “la probabilidad de que no pueda dar cumplimiento al pago oportuno de la deuda es muy alta. Esta situación ha sido permanente y no varió tras el aumento de capital, porque el nivel de actividad de la Polar es insuficiente en escala para ser competitiva en el mundo del retail”.
De los US$ 280 millones inyectados en 2012, unos US$ 100 millones se fueron al negocio del crédito, US$ 40 millones a financiar la operación de Colombia, US$ 30 millones a compensaciones pagadas en el marco del acuerdo con el Sernac y US$ 15 a la recompra de bonos junior a la AFP Cuprum y a algunos bancos.
Araya, de Renta 4, dice que el flanco más débil de la compañía es su caja, que hoy contabiliza $ 45 mil millones. El problema, indica, es que la firma gasta cada trimestre hasta $ 30 mil millones y, a ese ritmo, la duda es cuánto más puede aguantar. En La Polar explican que ese análisis es incompleto. “No se está quemando la caja. Los $ 30 mil millones trimestrales se están destinando al crecimiento de la tarjeta de crédito y hoy estamos con las mejores políticas de riesgos de la industria, adecuados a los estándares de la industria”, afirman. Al tercer trimestre del año pasado, las colocaciones totalizaron $ 139 mil millones en Chile y el nivel de riesgo se situó en 8,3%, en el promedio de la industria, dicen en la firma.
Su mayor problema, creen en la firma, son sus limitaciones para crecer, porque no tiene acceso al sistema financiero. Hoy, la deuda total de la firma es de US$ 750 millones, de los cuales US$ 370 millones corresponden a bonos junior que se pagan en 2032 y que no generan intereses. El resto son los bonos senior, pagaderos en 10 años, pero que a partir del año pasado generan un interés de 4% anual, que sube a 10% anual entre 2016 y 2022.
Otro analista comenta que la firma enfrenta una asimetría entre la recuperación de sus resultados y su desempeño en Bolsa. “Hay que reconocer que la administración ha ido cumpliendo sus propias metas y que en eso han sido bastante transparentes hacia el mercado”, señala.
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