2013/12/27

La peligrosa jugada de Allamand

La peligrosa jugada de AllamandEl debate que quiso abrir al endosarle la responsabilidad al gobierno, lejos de cumplir su propósito, detonó una crisis en RN que podría conspirar contra la consolidación del liderazgo que aspira después de su triunfo.


Por Blanca Arthur

Él asegura que está contento, porque su intención fue generar un debate y lo consiguió.

En estricto rigor, en eso no se equivoca Andrés Allamand. Pero el debate que abrió con su arremetida no es el que dice haber querido instalar, porque lejos de centrarse en la responsabilidad por la derrota electoral que le cupo al gobierno o, más en concreto, al presidente Sebastián Piñera, éste se focalizó en su actitud.

La prueba es que tanto la forma como la oportunidad con que embistió, no sólo impidieron un análisis de las causas de lo ocurrido, sino que detonaron una aguda crisis, especialmente en Renovación Nacional, la que amenaza con poner en jaque la consolidación del liderazgo al que estaría apostando con su regreso al Senado.

En función precisamente de ese fin, era difícil imaginar que por su estilo, Allamand no se enfrentaría a Piñera, menos después de la cuenta que le tenía pendiente.

Conocido es que la compleja relación entre ambos, marcada más por los desencuentros que los encuentros, entró en serio conflicto en el último tiempo cuando el entonces pre-candidato presidencial culpó al mandatario, primero, de jugarse por la opción de Laurence Golborne y luego de respaldar a Pablo Longueira, lo que culminó al imputarle liderar una operación para impedir que él reemplazara al abanderado de la UDI e instalar la candidatura de Evelyn Matthei.

Fue entonces, cuando con esas recriminaciones guardadas, al percibir que el camino podría quedarle despejado al actual Presidente para sus propósitos de intentar un regreso a La Moneda en 2018, que optó por salirle al paso jugando al doble o nada con su inesperada postulación al Senado.

Esa apuesta, que de hecho complicó a Piñera al punto que trató de que su posible liderazgo fuera neutralizado al respaldar la postulación de Golborne, la ganó Allamand tanto con su triunfo, como con la derrota del postulante de la UDI. Por eso no extrañó que, tal como lo había insinuado durante la campaña, decidiera cobrarle la cuenta, incriminándolo directamente como el principal responsable de los resultados electorales, en la idea de minar sus opciones para una carrera en la que él también quiere reincidir.

Contraataque piñerista 


Los riesgos de la jugada del ahora senador electo surgieron de inmediato, porque nada importó que en su análisis apuntara a aspectos que no pocos en la derecha incluso comparten -como la falta de un debate de ideas, la mala relación con los partidos, o el desprestigio de la forma grandilocuente de gobernar- frente al impacto por el tenor de sus declaraciones.

Tanto es así que, contrariamente a lo que fueron sus intenciones e incluso a lo que afirma, ése no ha sido el tema, desde el momento en que la reacción tanto del gobierno como del piñerismo apelando a la falta de lealtad, encontró más eco que la discusión acerca de las responsabilidades del gobierno en la derrota.

La lapidaria contraofensiva de La Moneda que, tras una reunión del propio Presidente con su equipo político inició la vocera Cecilia Pérez -quién aparte de apuntar a la deslealtad de quien fuera ministro, se refirió a una posible frustración- fue compartida por el jefe de gabinete, Andrés Chadwick, aunque en más duros términos por el titular de Defensa, Rodrigo Hinzpeter, el que junto con hablar de “amargura”, responsabilizó a Allamand de la crisis en RN, lo que culminó con las críticas del ministro de Desarrollo Social, Bruno Baranda, el que -tal como Cecilia Pérez- no descartó la renuncia al partido.

El argumento de que teniendo o no razón en sus planteamientos, el ex ministro no actuó lealmente, caló fuerte. De hecho, no sólo algunos reconocidos piñeristas como el senador Alberto Espina, criticaron su actitud, sino tampoco algunos de quienes han sido sus cercanos como el diputado Nicolás Monckeberg, u otros que se supone que están con él en su disputa con Piñera, como Pedro Browne, defendieron su actitud.

La realidad muestra que en su arremetida, Allamand ha contado con escaso respaldo interno, porque excepto el presidente de RN, Carlos Larraín, que lo apoyó en su conflicto con La Moneda, sólo otro antipiñerista como Manuel José Ossandón, justificó su conducta, lo que da cuenta de una situación que podría atentar seriamente contra los propósitos que lo impulsaron a actuar como lo hizo.

Apostar al Consejo 


El propio ex ministro ha reconocido que en el más corto plazo su jugada apuntó a generar respaldo interno en el próximo Consejo General de RN que se realizará el 18 de enero, al partir de la base que se trata de una instancia donde siempre ha tenido el ascendiente que requiere para imponer sus posturas.

Es lo que escondería su intención de poner el tema de la responsabilidad de Piñera, con la esperanza de que en dicho encuentro se ratificara la posición crítica que pretende liderar.

Eso explica, entre otras cosas, que en medio de la tormenta que desató con su embestida desafiara a aquellos más cercanos al Presidente, como Hinzpeter o Cecilia Pérez, a que acudieran al Consejo a plantear sus posiciones, confiado en que en una medición de fuerzas entre sus seguidores y el piñerismo, él saldría triunfante.

Pero a estas alturas nada indica que su jugada sea tan exitosa como supuso, porque aparte de que los escuderos del actual mandatario no están dispuestos a prestarse a esa disputa, tampoco los consejeros que incluso reconocen compartir el fondo de sus cuestionamientos al gobierno, aparecen completamente alineados con él.

Eso no significa que, finalmente, no logre imponer una posición crítica de su partido frente al gobierno, pero con el riesgo de que su actitud pueda gatillar una profunda crisis en RN como es la que se ha percibido con las insinuaciones de renuncia de algunos de los principales aliados de Piñera, a la que se agregó la de la ex ministra Catalina Parot, a quien sacó intempestivamente de la carrera senatorial generando una profunda indignación interna.

Es este escenario el que hace que no pocos aludan a que la embestida de Allamand podría terminar conspirando en contra de consolidar el liderazgo de la derecha, posibilidad que le otorgaba no sólo su regreso al Senado, sino el retiro de las principales figuras de la UDI.

Pero fue la apuesta que decidió hacer, aun sabiendo como pocos que en política se puede perder.

www.df.cl

No hay comentarios.: