El acuerdo tuvo el beneplácito del presidente Vladimir Putin, dijeron fuentes familiarizadas con el tema, en una iniciativa para reparar los lazos con el presidente bielorruso Alexander Lukashenko.
por Reuters
El magnate Mikhail Prokhorov acordó comprar una participación en Uralkali, la minera de potasio más grande del mundo, mientras Rusia busca aliviar tensiones sobre el colapso de un cartel de ventas de potasio con Bielorrusia que redujo los precios globales.
El acuerdo tuvo el beneplácito del presidente Vladimir Putin, dijeron fuentes familiarizadas con el tema, en una iniciativa para reparar los lazos con el presidente bielorruso Alexander Lukashenko. El aliado de Rusia había arrestado al jefe de Uralkali después que la firma rusa dejara el acuerdo de comercialización.
La firma de inversión de Prokhorov, Onexim, dijo que esperaba completar la compra pronto de la participación de 21,75% de Suleiman Kerimov en Uralkali.
Las tratativas continuaban, sobre la venta de participaciones en manos de los socios de Kerimov a otros compradores en operaciones paralelas, que una vez ligadas darían a Prokhorov y sus aliados el control estratégico del negocio.
Lukashenko, irritado por la iniciativa de Uralkali que golpeó una importante fuente de ingresos de Bielorrusia, ha exigido que Kerimov venda su parte como condición previa para librar al presidente ejecutivo de Uralkali, Vladislav Baumgertner, de su arresto domiciliario en Minsk.
Analistas dudan que el cartel pueda ser restaurado rápidamente en una industria plagada por un exceso de capacidad.
El acuerdo tuvo el beneplácito del presidente Vladimir Putin, dijeron fuentes familiarizadas con el tema, en una iniciativa para reparar los lazos con el presidente bielorruso Alexander Lukashenko. El aliado de Rusia había arrestado al jefe de Uralkali después que la firma rusa dejara el acuerdo de comercialización.
La firma de inversión de Prokhorov, Onexim, dijo que esperaba completar la compra pronto de la participación de 21,75% de Suleiman Kerimov en Uralkali.
Las tratativas continuaban, sobre la venta de participaciones en manos de los socios de Kerimov a otros compradores en operaciones paralelas, que una vez ligadas darían a Prokhorov y sus aliados el control estratégico del negocio.
Lukashenko, irritado por la iniciativa de Uralkali que golpeó una importante fuente de ingresos de Bielorrusia, ha exigido que Kerimov venda su parte como condición previa para librar al presidente ejecutivo de Uralkali, Vladislav Baumgertner, de su arresto domiciliario en Minsk.
Analistas dudan que el cartel pueda ser restaurado rápidamente en una industria plagada por un exceso de capacidad.
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