2013/11/20

Crecimiento, el mayor desafío del próximo gobierno

 Hermann González


Para nadie es desconocido que el crecimiento económico es generador de empleos y de bienestar para la sociedad. Independiente de consideraciones de distribución o equidad, que indudablemente son importantes y materias en las que nuestro país debe avanzar, es preferible más crecimiento que menos. 

En los últimos años la economía chilena ha crecido a tasas relevantes, más que el mundo y por encima de su crecimiento potencial. Detrás de este notable desempeño ha estado un sostenido aumento de la inversión, el cual ha explicado nada menos que la mitad del crecimiento del producto. Si bien el boom del precio del cobre explica parte importante del alto crecimiento de la inversión, no es el único determinante. A modo de comparación, desde inicios de los años 60 se dio un boom de precios del cobre muy similar al actual y, sin embargo, la inversión no creció como en estos años, ni contribuyó de manera tan significativa al crecimiento del PIB. Las explicaciones detrás de estas diferencias abarcan tanto las mejoras institucionales que ha tenido nuestra economía, como los avances en términos de integración comercial y financiera, pero también incide el que en el ciclo actual, la industria debió hacer importantes inversiones para enfrentar la baja en la ley del mineral. 

El próximo gobierno enfrenta un enorme desafío en términos de sostener el crecimiento económico. Por un lado, se enfrentará a condiciones de liquidez internacional que comenzarán a normalizarse y, por lo tanto, serán menos favorables que en años recientes. Además, se enfrentará a una economía china que crecerá a tasas inferiores a las de la década pasada y a un ciclo de inversión en minería que está perdiendo impulso. 

En este contexto, se están proponiendo cambios tributarios relevantes, ajustes que modifican los incentivos a la inversión en el corto plazo, a cambio de mayores retornos de largo plazo vinculados al gasto en educación y a sus efectos en el capital humano. 

Ciertamente la economía necesita mejorar su competitividad y en ese sentido lograr avances en educación es fundamental. Pero en el corto plazo, para sostener la inversión son clave, entre otros factores, la confianza empresarial y un mayor nivel de tipo de cambio real, para que sectores que han estado relegados del ciclo alcista de la inversión en los últimos años, ganen protagonismo. También es fundamental para sostener un tipo de cambio competitivo, una política fiscal responsable, que mantenga un crecimiento moderado del gasto público. 

Más allá de los efectos positivos que se puedan concretar en el largo plazo, los alcances que tendrán los cambios tributarios que se proponen están generando incertidumbre entre los empresarios, más aún considerando que la economía está entrando en una posición cíclica menos favorable respecto de años precedentes. En este contexto, es de suma importancia que las propuestas se discutan incluyendo a todos los actores relevantes, para generar el consenso necesario. Asimismo, es necesario que se materialicen de forma gradual, de manera de minimizar los posibles efectos adversos sobre la inversión y el empleo.

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