Podrá seguir operando hasta el 7 de octubre. Síndico afirmó que están en conversaciones avanzadas para conseguir financiamiento.
“Se hace necesario continuar con el giro, principalmente porque la paralización de las actividades de la fallida implicaría el deterioro general de sus activos”.
Así fue como el síndico de Rabié, Herman Chadwick, solicitó la continuidad de giro de la distribuidora hasta que se realice la junta de acreedores, la que el 22° Juzgado Civil de Santiago resolvió ayer autorizar la continuidad provisoria de la empresa.
Según explicó el síndico encargado de la quiebra de la empresa, “habrá continuidad de giro hasta el 7 de octubre, cuando se realice la junta”. Agregó que “estamos elaborando un nuevo plan de negocios para que la compañía sea más eficiente, mientras estamos en conversaciones avanzadas para conseguir financiamiento”, dijo Chadwick.
Según informó el síndico, se continuará operando con los mismos proveedores con los que la empresa ya trabajaba.
En el escrito presentado el jueves ante el juzgado, Chadwick explica que “al dedicarse a la comercialización y distribución de mercadería en distintos puntos de venta a lo largo del país y existir cuentas por cobrar a clientes, resulta necesario mantener las actividades para conservar el valor de la empresa”.
El escrito dice que se requiere que la empresa tenga continuidad, para valorizar los activos existentes y preparar su liquidación progresiva. Además, se puede obtener un ingreso que beneficiará a los acreedores.
Agrega que “no sólo se estima conveniente a los intereses de la masa, sino que también se tiene especialmente en cuenta que el no hacerlo implicaría la cesantía inmediata de los trabajadores de Rabié”.
El 6 de agosto Jorge Rabié Uayu, controlador de la mayorista solicitó al Juzgado la quiebra de su empresa, luego de intentar mejorar la situación financiera de ésta.
La firma mantuvo negociaciones con diversos interesados, pero no se logró llegar acuerdo con ninguno.
En el escrito que presentó Rabié Uayu al Tribunal dijo que “el estado operacional, comercial y financiero en que se encuentra la empresa, le hace carecer de flujos necesarios para cumplir con las obligaciones de pago y solventar los gastos operacionales”.
La deuda total de Distribuidora Rabié asciende a unos US$ 150 millones según señaló el Banco BCI, unos de sus principales acreedores. Los otros dos mayores acreedores son Banco Santander Chile y Unilever Chile.
Así fue como el síndico de Rabié, Herman Chadwick, solicitó la continuidad de giro de la distribuidora hasta que se realice la junta de acreedores, la que el 22° Juzgado Civil de Santiago resolvió ayer autorizar la continuidad provisoria de la empresa.
Según explicó el síndico encargado de la quiebra de la empresa, “habrá continuidad de giro hasta el 7 de octubre, cuando se realice la junta”. Agregó que “estamos elaborando un nuevo plan de negocios para que la compañía sea más eficiente, mientras estamos en conversaciones avanzadas para conseguir financiamiento”, dijo Chadwick.
Según informó el síndico, se continuará operando con los mismos proveedores con los que la empresa ya trabajaba.
En el escrito presentado el jueves ante el juzgado, Chadwick explica que “al dedicarse a la comercialización y distribución de mercadería en distintos puntos de venta a lo largo del país y existir cuentas por cobrar a clientes, resulta necesario mantener las actividades para conservar el valor de la empresa”.
El escrito dice que se requiere que la empresa tenga continuidad, para valorizar los activos existentes y preparar su liquidación progresiva. Además, se puede obtener un ingreso que beneficiará a los acreedores.
Agrega que “no sólo se estima conveniente a los intereses de la masa, sino que también se tiene especialmente en cuenta que el no hacerlo implicaría la cesantía inmediata de los trabajadores de Rabié”.
El 6 de agosto Jorge Rabié Uayu, controlador de la mayorista solicitó al Juzgado la quiebra de su empresa, luego de intentar mejorar la situación financiera de ésta.
La firma mantuvo negociaciones con diversos interesados, pero no se logró llegar acuerdo con ninguno.
En el escrito que presentó Rabié Uayu al Tribunal dijo que “el estado operacional, comercial y financiero en que se encuentra la empresa, le hace carecer de flujos necesarios para cumplir con las obligaciones de pago y solventar los gastos operacionales”.
La deuda total de Distribuidora Rabié asciende a unos US$ 150 millones según señaló el Banco BCI, unos de sus principales acreedores. Los otros dos mayores acreedores son Banco Santander Chile y Unilever Chile.
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