Mientras la zona euro siga en el “congelador”, es infructuoso buscar realidad en el usual juego especulativo.
Pocas expectativas hay frente a la
reunión que comienza mañana en el viejo continente, y las fuertes bajas
en algunos mercados tienen una explicación sencilla: la especulación.
Hoy, en ese escenario, son las ganancias a corto plazo las que priman
entre los agentes, mientras todo el mundo sabe lo que subyace. Incluso,
la rebaja de la nota de distintos bancos españoles realizada por
Moody´s, no fue una gran sorpresa.
De hecho, al ser preguntado por las consecuencias de dicha acción, en particular para BBVA y Santander, el profesor de la Facultad de Economía de la U. Pompeu Fabra de Barcelona, Benito Arruñada, se remitió a señalar: “Ninguna. Ya estaba descontado”.
Lo cierto, es que tal como señaló el profesor de Finanzas del Babson College de Massachusetts, John Edmunds, los mercados se cansaron de Europa. Y es que si bien es evidente que lo que ocurre ahí tiene el potencial de provocar turbulencias en el globo, existe un asumido contexto en donde mayoritariamente se prevé un estancamiento, y no mucho más, en la medida en que los líderes políticos no encuentran un consenso real.
Mientras la exigencia alemana es austeridad y reformas a gran escala, otros alertan del riesgoso círculo vicioso inherente a una tan arraigada premisa de ajuste. En este punto, los analistas esperan medidas intermedias, capaces quizás de evitar algo fuerte, pero sin resolver los problemas de fondo. Nada más. Por supuesto, hay quienes –los menos– tienen algunas esperanzas de que se arme una hoja de ruta más clara y decidora.
Así, mientras Europa está, por así decirlo, en el “congelador”, no tiene sentido alguno buscar realidad donde no la hay. Es decir, en el usual juego especulativo de los mercados.
De hecho, al ser preguntado por las consecuencias de dicha acción, en particular para BBVA y Santander, el profesor de la Facultad de Economía de la U. Pompeu Fabra de Barcelona, Benito Arruñada, se remitió a señalar: “Ninguna. Ya estaba descontado”.
Lo cierto, es que tal como señaló el profesor de Finanzas del Babson College de Massachusetts, John Edmunds, los mercados se cansaron de Europa. Y es que si bien es evidente que lo que ocurre ahí tiene el potencial de provocar turbulencias en el globo, existe un asumido contexto en donde mayoritariamente se prevé un estancamiento, y no mucho más, en la medida en que los líderes políticos no encuentran un consenso real.
Mientras la exigencia alemana es austeridad y reformas a gran escala, otros alertan del riesgoso círculo vicioso inherente a una tan arraigada premisa de ajuste. En este punto, los analistas esperan medidas intermedias, capaces quizás de evitar algo fuerte, pero sin resolver los problemas de fondo. Nada más. Por supuesto, hay quienes –los menos– tienen algunas esperanzas de que se arme una hoja de ruta más clara y decidora.
Así, mientras Europa está, por así decirlo, en el “congelador”, no tiene sentido alguno buscar realidad donde no la hay. Es decir, en el usual juego especulativo de los mercados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario