El valor de las cosas a veces está determinado más por lo que significa que por su verdadero valor.
El agua y los diamantes
¿Por qué los diamantes son más costosos que al agua, siendo que el líquido es vital para la subsistencia humana?
A favor de los diamantes muchos podrían decir que estas piedras preciosas son ‘raras’, por lo tanto su demanda es superior a la oferta, y de ahí que alcancen precios realmente altos.
Pero algo que no se tiene en cuenta es el hecho de que solo el 1 por ciento del agua del mundo es potable y el limitado acceso al líquido genera uno de los problemas de salubridad más graves, ya que por falta de esta mueren más de 2 millones de personas al año en el planeta y otro medio millón se enferma por no tenerla.
Algunos países desarrollados consignan en sus leyes que el agua es un derecho, y como algunos no pagan por esto, dan más importancia a la compra de diamantes. Por ahora solo cabe decir que el mejor consejo es ahorrar, porque en el futuro, el vital líquido podría valer oro… o diamantes.
El postulado de Khazzoom–Brookes
Esta propuesta es de los economistas Daniel Khazzoom y Leonard Brookes, quienes argumentaron que una mayor eficiencia energética, paradójicamente, tiende a conducir a mayor consumo de energía. Esto fue posible de demostrar en la década de los 90. La explicación es muy sencilla:
Una mayor eficiencia energética puede aumentar el consumo de energía de tres formas. En primer lugar, una mayor eficiencia hace que la energía relativamente barata fomente más uso por parte de las personas debido a su bajo costo.
En segundo lugar, una mayor eficiencia energética conduce a un mayor desarrollo económico, por lo tanto su demanda aumenta para sustentar el crecimiento de dicha economía.
En tercer lugar, una mayor eficiencia en cualquier recurso multiplica el uso de todas las tecnologías de compañías, productos y servicios que necesiten energía para ejercer su actividad.
La racionalidad limitada
La teoría económica, en general, supone que los individuos son completamente racionales, y por lo tanto, toman decisiones racionales.
Estudios recientes sobre la economía del comportamiento han hecho surgir evidencia de que las personas no toman decisiones racionales en lo absoluto. La racionalidad limitada es el concepto que dice que la toma de decisiones no es completa debido a que está supeditada por la información personal, las limitaciones cognitivas y las restricciones de tiempo.
El efecto del lápiz labial
La economía tiene diversas categorías para clasificar los bienes; una de estas son los artículos de lujo. Las personas compran artículos de lujo cuando aumentan sus ingresos y les da prioridad por encima de los bienes de primera necesidad, como la vivienda o los alimentos. Los bienes de lujo pueden ser joyas, carros deportivos y ropa exclusiva. El efecto del ‘lápiz labial’ se explica cuando durante una calamidad económica la gente deja de comprar lujo pero adquiere artículos de uso cotidiano por un mayor precio; por ejemplo, en lugar de comprar un abrigo de piel (un bien de lujo), compra un labial más costoso que el que venía usando.
La tragedia de los comunes
Es una situación en la que varios individuos agotan un recurso compartido, incluso cuando no existe un interés de nadie por agotarlo.
El mejor ejemplo actual de esto son los pescadores. Nadie es dueño de las poblaciones de peces de la Tierra. Los peces son un bien que la gente en todo el mundo consume, y el resultado es que los pescadores compiten por la pesca.
Cada pescador intentará pescar la mayor cantidad posible con el fin de maximizar sus beneficios.
Sin embargo, también está el interés para mantener las poblaciones de peces, es decir, dejando suficientes peces para repoblar, lo cual obliga a buscar un equilibrio entre la pesca y la subsistencia de los animales.
La tragedia de los anticomunes
Lo contrario de la tragedia anteriormente mencionada, la de los bienes comunes, es la parcelación, que es una situación en la que demasiados propietarios (y los trámites burocráticos) desalientan la realización de un resultado socialmente deseable.
El ejemplo clásico son las patentes: si un producto requiere de múltiples componentes o técnicas patentadas por diferentes personas o empresas, entonces se vuelve difícil, lento y muy costoso para negociar con todos los propietarios, y el producto no puede ser producido.
Esto puede ser una gran pérdida si el producto tiene gran demanda.
Todo el mundo pierde en esta situación: los titulares de las patentes, los fabricantes y los consumidores que han comprado el producto.
Un hecho interesante es que un solo procesador para computador puede contener hasta 5.000 patentes diferentes. No se puede crear un microchip a menos que cada titular de la patente única se comprometa a conceder licencias sobre tales patentes.
Incentivos perversos
Es un incentivo que tiene un efecto no deseado, contrario a un interés inicial. Un ejemplo histórico ilustra el problema: los paleontólogos del siglo XIX que viajaron a China les pagaban a los campesinos por cada pedazo de hueso de dinosaurio encontraran. Más tarde se descubrió que los campesinos los rompían en muchos pedazos para conseguir más pagos, lo que de paso redujo significativamente su valor científico.
Asimetría de la información
Este es un tema frecuente en la economía. En la mayoría de las transacciones de venta, el vendedor tiene más información que el comprador. Esto da la oportunidad de vender productos de baja calidad o defectuosos a precios más altos. Esto conduce a la desconfianza del comprador.
El efecto ‘cobra’
Esto es cuando la solución a un problema en realidad lo empeora. El término proviene de una anécdota de la India colonial. El gobierno británico quería disminuir la población de serpientes cobras venenosas, por lo que ofreció una recompensa por cada serpiente muerta.
Sin embargo, los indios comenzaron a criar cobras para cobrar la recompensa. Cuando el gobierno se dio cuenta de lo que estaba pasando, la recompensa fue cancelada.
La población de cobras se multiplicó y generó bastantes inconvenientes a los pobladores, sin tener una solución efectiva.
El término se utiliza ahora para ilustrar los orígenes de la estimulación en la política y la política económica. Desafortunadamente, algunas de las crisis que enfrenta el mundo son el resultado de los intentos honestos de resolver los problemas.
El dilema del buen samaritano
Esta es la idea de que dar caridad reduce el incentivo de una persona para ayudarse a sí misma.
El problema radica en que es difícil saber cómo la persona que le está dando dinero a otro no sabe en que utilizará los fondos, por lo que la gente en cambio podría optar por no dar limosnas.
Uno de los riesgos en que se basa esta paradoja es que algunos prefieren enseñar a pescar que regalar el pescado (al estilo Jesucristo), pues el argumento es que las limosnas pueden convertir a las personas en seres perezosos, sin que estos se esfuercen por buscar una mejor manera de buscarse su propio sustento y salir adelante.
REDACCIÓN PORTAFOLIO.CO
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