Pese a la dispersión, el consenso es uno: la economía comenzaría a mostrar progresivamente mejores registros de actividad, dejando atrás el impacto por el terremoto del pasado 27 de febrero.
Esto, atendiendo que muchas empresas en las zonas de la catástrofe volvieron a operar como las de celulosa y metalúrgicas.
De hecho, este cambio de tendencia pudo evidenciarse en el informe sectorial entregado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) hace un par de semanas que exhibió por ejemplo, una recuperación de la actividad industrial al pasar de una caída de 17,4% en marzo a un registro de -1,3%.
De la misma forma, los rubros asociados al consumo tuvieron rendimientos notables: las ventas minoristas crecieron 22,4%, mientras que las de supermercados avanzaron 11,5%.
Esto llevó a la mayoría de los economistas a corregir las estimaciones previas para el indicador, que preveían un escenario más pesimista a propósito del impacto de la catástrofe natural de principios de año, aunque la mayoría de las proyeccones apuntan a un rango en torno al 2%, para desde allí apuntar a una recuperación más acelerada en el segundo semestre.
De hecho, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, planteó que "estamos esperanzados en una recuperación significativa de la economía chilena, que esperamos sea más fuerte en el segundo semestre y que creo vamos a empezar a verla en las cifras que veremos prontamente".
Ahora bien, respecto de la crisis europea, Larraín volvió a llamar a la calma a los chilenos planteando que la economía está preparada para enfrentar las turbulencias.
DiarioFinanciero.cl
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