2012/06/25

La crisis financiera y el G 20 en el contexto de la Gobernanza


OPINIÓN
Por Dr. Antonio Reyes

La crisis financiera marcha muy delante de las decisiones gubernamentales e institucionales que podrían atemperarla y pavimentarle un camino lógico, cierto y creíble para solucionarla. En tanto, se siguen tomando medidas para alimentarla y terminar premiando a sus beneficiarios, identificados los “mercados”. En esta casi perfecta tormenta, continúa la degradación de la calificación de los grandes bancos, tal como ha sucedido a Citigroup (léase Banamex en México), HSBC, Goldman Sachs, entre otros, sin aún asumirse la urgente necesidad de crear un sistema de Gobernanza Global (GG) que establezca las nuevas reglas económicas que garanticen un desempeño financiero acorde a los intereses generales. Tal como ello sucedió al término de la segunda guerra mundial, con la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

Tres trascendentales hechos han acontecido, en la semana que termina, que marcarán el derrotero de lo que habrá de ser la crisis financiera en la Zona Euro (ZE) y su propagación al nivel de la crisis global. Tales acontecimientos se constituyen por el rescate bancario español, la declaratoria política del G20 (Grupo de los 20) y el préstamo otorgado por sus miembros al FMI.

En efecto, ante la sorpresa de propios y extraños, España ha seguido siendo urgida por las autoridades de la ZE para que soliciten oficialmente el rescate de su sistema bancario y comuniquen de “manera rápida” la estrategia de saneamiento que se aplicará, tal como el Presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker pidió a las autoridades de ese país (Última hora El país, 21 de junio). Por lo que se espera que la solicitud se concrete el próximo lunes, estimándose la necesidad de recursos hasta por € 62 mil millones.

La solicitud se dará, finalmente, después de casi dos semanas de haber sido anunciado el rescate bancario; anuncio general que generó múltiples contradicciones en las declaraciones oficiales y sembró de dudas su instrumentación y operación. Las contradicciones pueden ser ejemplificadas desde lo tardío de una solicitud que se dijo haber sido planteada oficialmente entonces por parte del gobierno español, hasta ser el resultado de una imposición de las propias autoridades de la ZE. Tales contradicciones se dieron en el ámbito nacional como en la instancia de las propias autoridades monetarias comunitarias.

El propio gobierno español, al festinar que el rescate se daría de manera directa entre el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y los bancos, sin pasar por el Fondo de Rescate Ordenado Bancario (FROB), alentó la idea de que ello implicaría una deuda bancaria, casi privada, y no soberana. Por ello se argumentó que no habrían de desatarse nuevas obligaciones fiscales y medidas adicionales impuestas a su maltrecho sistema de bienestar social.

La triste realidad ha terminado por enunciar que el gobierno español deberá, muy probablemente, aumentar el IVA y aplicar adicionales reducciones salariales a su burocracia, impuestas por la llamada troika: el Banco Central Europeo, EuroGrupo y el FMI. Pero, sin duda, el elemento más delicado que puede imponer el rescate bancario a España es que dado que se canalizaría por el FROB, se deberá asumir oficialmente un aumento de la deuda soberana por el monto que implique.

El tratamiento técnico de la naturaleza de la deuda generada por el rescate tiene una doble significancia. Por un lado, no siendo el beneficiario del rescate bancario el Estado Español no debe ser asumido como una deuda directa, dado que se constituye en un pasivo cuya naturaleza es contingente. Esto es porque los propios bancos deberían pagarlo y, sólo por excepción y marginalmente, el Gobierno Español tendría que pagar en el largo plazo el pasivo no solventado. De ser considerado el monto del rescate inmediatamente como deuda pública, ésta podría llegar hasta cerca del 90% del PIB, si se consideraran también el monto de los intereses capitalizables, haciendo más costoso y difícil el financiamiento de la misma.

La segunda consideración de ser tratado el rescate bancario como una deuda bancaria y no soberana, sería que Irlanda, Portugal y Grecia podrían apelar a tal criterio contable y así bajar automáticamente el peso de su deuda con respecto al PIB. Tal tratamiento contable y sus repercusiones financieras resultan totalmente válidos y congruentes con otros casos de crisis bancarias, tal como ha sucedido, hasta la fecha en México. Lo importante es que los criterios contables estén claros y sus consecuencias presupuestales trasparentes, tal como ha sido indicado por el FMI desde hace años.

Dentro de esta batahola, el hecho concreto es que la prima de riesgo española se ha exacerbado, manteniéndose por arriba de los 500 puntos base, y habiéndose afectada al alza ya la prima de riesgo de los bonos alemanas. Lo grave de las expectativas es que se espera dentro de un año que la prima de riesgo del país teutón llegue a ser el doble de la actual, lo que llevaría a una situación sombría al resto de los países de la ZE.

Por ello es posible afirmar que se sigue alimentando a la crisis y alentando sus adversas consecuencias. En tanto no se hagan los arreglos institucionales para que opere un verdadero BCE, se tenga un sistema bancario y financiero integrado y se crezca, la impertinente gobernanza de la Unión Europea (UE) seguirá teniendo en un vilo al sistema económico global. Los principales resultados del G20 finalmente parecen ir en la dirección de tal preocupación.

Si bien es cierto que en las declaraciones políticas y públicas de reuniones como la del G 20, siempre hay algo para cada quién, la verdad es que la declaración de Los Cabos contrasta con la visión que se asumió en 2010, cuando se propuso una consolidación fiscal inmediata para sostener la recuperación económica, iniciada con la inyección urgente de gasto público en 2008, y alentar la confianza de los mercados. Hoy se ha reconocido que por haber reducido rápidamente el déficit público se terminó por dañar el crecimiento, generó más desempleo y acrecentó el riesgo y la deuda pública.

Hoy la posición política oficial de todos los miembros del G20 es que “tomarán las acciones necesarias para fortalecer el crecimiento global y restaurar la confianza.” “Las economías avanzadas asegurarán que el paso de la consolidación sea apropiado para apoyar la recuperación, tomando en cuenta las circunstancias específicas de cada país en línea con los compromisos (asumidos) de Toronto dirigidos a lo concerniente acerca de la sostenibilidad fiscal del mediano plazo.”

Esta visión que recobra la originalmente asumida en el G20 de Toronto, que fue trastocada en la Reunión de Londres, constituye un cambio radical de la política fiscal, según las condiciones específicas de cada país. Con ello se subordina el saneamiento de la deuda pública al crecimiento y se buscan, además, apoyar la demanda interna, alentando la inversión en educación e infraestructura para la creación de empleos y mejorar la productividad.

Con esta declaración, es evidente que la posición de los Estados Unidos y Francia prevaleció, alentando esperanzas para que la propuesta del país Galo sobre el tratamiento y financiamiento de la deuda pública de la ZE y su financiamiento sea asumida de manera más lógica, directa y comprometida por el EuroGrupo y el BCE, tal como Mario Draghi pareció ya asumirlo. Por otra parte, la gran perdedora del G20 parece haber sido Alemania y la inflexible Angela Merkel, al vislumbrarse un cambio en el posicionamiento político de España e Italia, para que en la ZE la deuda pública tenga un tratamiento que baje la prima de riesgo y se desvincule el costo inicial del rescate bancario de la deuda soberana. El tiempo dirá si realmente Angela Merkel no sólo ha sido la perdedora del G20, sino también de las elecciones nacionales que habrá de enfrentar, frente a un electorado que parece cada día querer menos Europa y más Alemania.

Quien sin ninguna duda resultó la gran ganadora de la reunión de los Cabos fue Christine Lagarde, Directora-Gerente del FMI, al haber logrado, como dijo, “un compromiso para el multilateralismo.” Como resultado, el total comprometido ha subido a $456,000 millones de dólares, casi doblando nuestra capacidad de préstamo” (IMF Survey online June 19, 2012). La Sra. Lagarde señaló que 37, del total de 188 países miembros del FMI se habían unido a este esfuerzo colectivo, para que los nuevos recursos estuviesen disponibles para la prevención y resolución de crisis y para satisfacer necesidades potenciales financieras para todos los países miembros.

Tales recursos, recibidos por el FMI en calidad de préstamo, se estiman necesarios, dijo la Directora-Gerente, para enfrentar los riesgos globales actuales, urgiendo a que los políticos actuaran juntos para lograr una estabilidad, crecimiento y alentar la creación de empleo. En especial, alentó al G20 para reformar la gobernanza económica global y para trabajar con el FMI e implementar el acuerdo de la Cuota 2010 y la Reforma de Gobernanza en el presente año. En su exposición, la Sra. Lagarde puntualizó que, “estas reformas son cruciales para la legitimación, relevancia y efectividad del FMI” (FMI, Press Release No. 12/232 June 19, 2012)

El préstamo al FMI (Tabla 1) constituye una acción financiera sin precedentes en toda la vida de la institución, pero se explica ante la crisis europea que parece cada día profundizarse más. Es sorprendente máxime que recientemente la cuota de casi todos los países miembros se incrementó, tal como lo hizo México en abril pasado por alrededor de $8,000 millones de dólares, para alcanzar una participación del orden de $14,000 millones de dólares. A esta ampliación de cuota originalmente se opuso EU hasta no saber cuál sería el plan creíble de la ZE para atender sus problemas.

Tal posición de USA también prevaleció para la integración del monto prestado, al no haber aportado cantidad alguna, en tanto México aportó $10,000 millones de dólares, igual cantidad aportada por otros países, tales como Rusia y la India. Sobresale, además, el hecho de que los países fuera de la Unión Europea aportaron más que sus propios miembros, dándose así una clara relación asimétrica en compromiso y riesgo. Por lo que hace a México, destaca el hecho de que el préstamo se hizo sin autorización del Congreso, como por los argumentos abigarrados esgrimidos por el Gobernador del Banco de México (Banxico).

Así, el Dr. Carstens señaló que el préstamo, que tendría una duración de dos años, extensivo a otros dos, es en esencia una “inversión.” Al mismo tiempo, indicó que se seguiría considerando el monto facilitado como una reserva monetaria, dado que sería un depósito en el FMI. Ni legal, ni contablemente el préstamo puede ser considerado como una inversión o un depósito, pero dada la naturaleza de la gobernanza del Banxico y su casi independencia política puede actuar sin trasparencia, ni rendición de cuentas.

Por otra parte, ante la tan proclamada naturaleza intocable de las reservas monetarias del Banxico, con el préstamo se rompe el tabú que en su manejo se había tejido. En este contexto, resurge la pregunta de esclarecer jurídica y financieramente a quién pertenecen las reservas del banco central de México, mismo que, enfrenta contablemente un capital negativo.

En tanto el FMI proclama una reforma para la Gobernanza Global, como medio para su legitimación y medio para enfrentar la crisis económica y financiera global, México como en casi todos los temas económicos y financieros marcha a contracorriente internacional. Ya vendrán tiempos en lo que se rindan cuentas por voluntad soberana o por que las circunstancias de crisis hagan que murallas se caigan, como bíblicamente aconteció en Jericó. 



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