Las apuestas están divididas. Los mercados esperan un nuevo programa de relajamiento cuantitativo, pero los analistas no están convencidos.
Por María Ignacia Alvear y
Leonardo Ruiz
El idílico paisaje de la localidad de Jackson Hole será el epicentro de la reunión anual que celebran mañana los banqueros centrales del mundo y donde se espera que las autoridades europeas busquen alguna solución para enfrentar la crisis que afecta a su región y, en especial, los mercados aspiran a que el presidente de la Reserva Federal de EEUU, Ben Bernanke, anuncie un tercer programa de relajamiento cuantitativo (QE3, su sigla en inglés) para impulsar a la alicaída economía de su país.
En su discurso en Jackson Hole el año pasado, Bernanke dijo que la Fed se embarcaría en una segunda ronda de compra de activos, lo que hizo que el índice S&P 500 se disparara 28% en los seis meses siguientes. Ahora, los mercados esperan una decisión similar, que dé un empujón a una economía cuya tasa de crecimiento se desaceleró a un ritmo inferior al 1% anual en el primer semestre, que perdió la máxima calificación de crédito que entrega S&P y donde las acciones anotan una caída de 18% desde su peak.
Bernanke hará “un gran discurso y el presidente (de la Fed) sabe que todo el mundo estará mirando, por que si elige no decir mucho, los mercados y la economía estarían desilusionados”, dijo a Bloomberg el economista jefe de Credit Suisse, Neal Soss.
Sin embargo, es probable que Bernanke no diga nada. Muchas autoridades en la Fed están escépticas sobre el poder de la compra de bonos para mejorar las perspectivas de la economía. Los críticos del QE2 han dicho que en realidad hirió a la economía de EEUU al impulsar la inflación y disparar los precios del petróleo y de los commodities y que terminó perjudicando la recuperación económica. “Definitivamente no va anunciar nada. Puede ser que hable de posibilidades y sugiera que el crecimiento y que la inflación son lo suficientemente débiles como para que se preparen para un relajamiento más adelante”, comentó a DF el jefe de economía global en MF Global, James O’Sullivan.
Analistas han apostado también a que más que un QE3, lo que se dará a conocer es una serie de herramientas para manejar la situación y que, entre otras cosas, podría considerar cambiar la composición del balance de la Fed extendiendo la duración del portafolio.
Golpe de confianza
Por otro lado, uno de los temas que también dominará la reunión es la crisis de deuda soberana de la eurozona, que está poniendo en peligro la continuidad de la unidad monetaria.
El presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, “deberá entregar la seguridad de que la crisis no se expandirá a los bancos ni al sistema financiero alrededor del mundo”, señaló el economista Joel Naroff de Joel Naroff Economics Advisors, destacando que si bien este es un problema económico, el factor principal es entregar confianza.
“Debe hacer lo mismo que Bernanke: dejar en claro que los europeos tienen las herramientas y la voluntad de actuar. Más que decir ‘voy a hacer algo’ tiene que decir ‘tengo el control de la situación’ y eso es lo que los europeos necesitan hacer”, acotó el experto.
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