2011/08/23

Panorama de América Latina de cara a actual situación de la economía

Crisis económica

¿Qué parte llevará Colombia si crisis internacional se profundiza? Hablan dos analistas de Uninorte.

La inestable situación económica internacional, que desde el 2008 ha afectado principalmente a las economías desarrolladas, ha hecho metástasis de nuevo en los mercados de capitales en las últimas semanas, consecuencia de acontecimientos impensables hasta hace algunos años.

Hay que decir, para empezar, que la actual es una crisis que ha ido transformándose. Se inició como un problema del sector hipotecario en Estados Unidos, se convirtió en una crisis del sector financiero a nivel mundial y ahora se expresa en el mayor riesgo de defaults en países desarrollados.

Además de ser un coletazo de la crisis del 2008, tiene dos orígenes que, como novedad frente a otras crisis recientes, surgen de economías desarrolladas. Primero, la degradación en la deuda pública norteamericana por parte de una agencia calificadora y, segundo, las dificultades que enfrenta la integración económica europea con respecto a su viabilidad económica. La excesiva politización del debate económico ha puesto en dificultades el manejo de las finanzas públicas de Estados Unidos.

Evidencia de esto son la desfinanciación fiscal durante el gobierno de George W. Bush por la reducción en los impuestos corporativos; los flojos planes de rescate en los mandatos de Bush y de Barack Obama, basados en la compra de activos financieros y gastos poco efectivos para recuperar la economía, y el reciente acuerdo, que, en medio de una crisis económica de estas magnitudes, establece una reducción en el gasto público y que muestra que los republicanos no están concentrados en rectificar el rumbo de la economía nacional, sino en mantener una imagen desfavorable del gobierno actual para justificar un cambio en la Casa Blanca en el 2012.

En cuanto al Viejo Continente, los países miembros de la Unión Europea renunciaron a su autonomía monetaria con el euro.

No obstante, sus economías no resultaron tan homogéneas como se pensaba y esto llevó a que los compromisos fiscales previos, los manejos irresponsables de gasto y el desmedido endeudamiento de algunos países amenazaran la estabilidad e incluso la sostenibilidad de la UE.

El fantasma de la quiebra 

Surge, entonces, la pregunta: ¿hay posibilidades de que esto desemboque en una quiebra mundial? Una quiebra implica destrucción de riqueza, pero lo que ha ocurrido hasta ahora es una reconfiguración del mapa financiero. Los capitales han buscado protegerse de las perspectivas desfavorables de los mercados tradicionales, moviéndose a activos más seguros y mercados más rentables. La mayor parte de la riqueza, como ocurre con la energía, se ha transformado, no se ha destruido, y ha migrado hacia commodities como el oro, mercados emergentes y activos de renta fija.

Los commodities han incrementado su precio ante el aumento en la demanda de Asia y los excesos de liquidez provenientes de los bancos centrales de Estados Unidos y de Europa. El oro ha surgido históricamente como refugio frente a la incertidumbre y en los últimos cuatro años ha triplicado su precio por su enorme demanda. Por eso, hoy, cuando el dólar no se ve respaldado por una economía estable, se consolida como opción segura al estar respaldado por su valor intrínseco.

Parte de estos capitales sale a buscar destinos más rentables para llegar a mercados emergentes con mayores rentabilidades y menor riesgo, sumado a una previsibilidad favorable en el corto plazo, por su alta dependencia de commodities que, como se menciona, hoy tienen precios históricamente altos.

Por su parte, los mercados de renta variable de las economías desarrolladas son percibidos hoy como poco rentables e inseguros. De hecho, los bonos del tesoro norteamericano se han valorizado, a pesar de la calificación de Standard & Poors. Dos fenómenos pueden explicar este contrasentido: por un lado, los temores sobre mercados no tradicionales en el mediano y largo plazo y su aparente menor capacidad para absorber los recursos que buscan refugio; por otro lado, una especie de dogma religioso que hace que el sistema financiero decida proteger los bonos norteamericanos para evitar la destrucción de uno de los símbolos de la fe en el mercado.

El papel de los emergentes
Lo que hasta el momento ha impedido que caigamos en una depresión económica mundial son las economías emergentes. El dinamismo económico que siguen presentado los mercados asiáticos y latinoamericanos, aun frente a la desfavorable coyuntura internacional, hace prever que el PIB mundial no alcanzará números negativos durante la presente crisis.

En Asia, gracias a un dinámico mercado interno, China ha logrado aparentemente superar su dependencia de la demanda internacional por sus exportaciones. A su vez, el modelo de subcontratación que ha caracterizado el creciente sector de servicios en la India, gracias a sus salarios competitivos, ha hecho que muchas empresas internacionales opten por migrar hacia su territorio y viven una tercerización que les garantizará mantener la senda del crecimiento en el corto plazo.

¿Qué le toca a A. Latina?
En América Latina Chile, Colombia, Perú y Brasil han demostrado desde la crisis del 2001 que son responsables a nivel fiscal, monetario y político. Estas características, que han hecho atractivos a estos mercados y los bonos de sus gobiernos, ganan aún más relevancia actualmente al observar el panorama de los países desarrollados.

A pesar de esto, no todo es alentador. Existen riesgos si la crisis internacional se agudiza más de lo esperado. La alta correlación de los componentes de la cuenta de capitales y la cuenta corriente por la dependencia de los commodities son un elemento negativo para América Latina.

Un deterioro en los términos de intercambio puede afectar profundamente la entrada de capitales, lo que dificultaría el acceso a créditos para los mercados latinoamericanos y puede ser un obstáculo en los planes de inversión y gasto público de los gobiernos de la región.

Por eso, uno de los temas que más se discuten en la actualidad es la adopción de políticas macroprudenciales, que permitan acumular municiones en las vacas gordas para utilizarlas en las vacas flacas.

Colombia y otros países del área han entrado en esa tónica con medidas como la regla fiscal o las provisiones contracíclicas que estableció la Superintendencia Financiera hace un tiempo.

Otros países ya han adoptado controles a la entrada de capitales con anterioridad, originalmente para evitar los efectos de la revaluación, pero muy útiles para evitar las salidas en desbandada de inversionistas extranjeros. De la estabilidad y credibilidad de estas políticas dependerá una economía sólida, que permita trabajar en la reducción de la pobreza y la desigualdad.

CÉSAR CORREDOR Y LORENZO ZANELLO
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
cacorredor@uninorte.edu.co
zanellol@uninorte.edu.co

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