2011/08/22

Los nuevos vientos que impulsan a Brasil podrían estar inflando una burbuja de precios

El éxito de las políticas económicas ha permitido a millones de personas salir de la pobreza y unirse a las filas de los consumidores.


Por Renato García Jiménez



Las autoridades en Brasil informaron el viernes que la inflación completó doce meses de alzas en agosto, superando la marca de 7% anual por primera vez desde 2005. Con toda seguridad, la última cifra agregará combustible al debate sobre el riesgo de una burbuja en la mayor economía de Sudamérica.

Aunque todavía no son definitivas, las señales de recalentamiento han aumentado. La inflación anual está en su máximo de seis años y lleva tres meses sobre el techo del rango meta del banco central. 

Paradójicamente, la desaceleración de la economía global podría ayudar a alinear la expansión del PIB con un ritmo más sostenible. Brasil creció 7,5% el año pasado, su mayor avance desde 1985.



Nuevos consumidores


Con la cesantía en un mínimo histórico de 6%, la economía está cerca del pleno empleo. Y el gobierno ya comprometió un alza del salario mínimo de 14,5% para 2012. El éxito de las políticas económicas ha permitido a millones de personas salir de la pobreza y unirse a las filas de los consumidores. Muchas de estas personas nunca antes habían podido acceder a un préstamo, lo que ha impulsado un auge en la banca. Las autoridades estiman que el déficit de viviendas en Brasil asciende a 7 millones de unidades, una importante demanda acumulada por créditos hipotecarios.

Actualmente los créditos ascienden a 47% del PIB, una tasa relativamente baja para los estándares internacionales, pero están aumentando rápido, desde 25% en 2005. Según el Fondo Monetario Internacional, el crédito real en el sector privado se duplicó desde 2007, y Banco Itaú-Unibanco, la mayor institución privada del país, proyecta que aumentará otro 20% este año.

Los elevados intereses, segundos a nivel mundial, podrían servir como un freno a los excesos . La tasa promedio para los préstamos comerciales es de 29%. Las tasas de consumo pueden superar incluso el 30%. Banco do Brasil, cuya cartera se duplicó a 4 mil millones de reales el año pasado, ofrece préstamos a 30 años a una tasa fija de 13% anual.

Pero eso no ha contenido la demanda. La explosión del crédito podría estar creando una nueva generación de consumidores sin suficiente educación financiera, que podrían caer en mora si la economía se enfría o las tasas suben más.

El servicio de la deuda representa 22% de los ingresos disponibles de los hogares, según la consultora LCA. Cuando la crisis subprime se desató en EEUU, las obligaciones representaban sólo 15% de los ingresos disponibles en ese país.

En los últimos meses, dos bancos pequeños han colapsado. PanAmericano, una entidad especializada en consumidores de ingreso medio y bajo, quebró el año pasado, tras revelaciones de que intentó ocultar una brecha de US$ 1.500 millones en sus balances.

Para tratar de combatir la inflación, el banco central ha subido la tasa de interés en cada una de las cinco reuniones de este año, a 12,5%. Los altos tipos han atraído una verdadera ola de capitales extranjeros. Los hedge funds en Brasil han incrementado sus activos bajo administración en 23% desde 2009 y la inversión extranjera directa creció 90% en 2010.

Pero la entrada de grandes flujos contribuye a una expansión poco saludable del crédito de consumo, que puede llevar al “surgimiento de burbujas que exageran y distorsionan los precios de los activos, incluyendo el tipo de cambio”, señaló a EIU el vicegobernador de asuntos internacionales del banco central, Luiz Awazu Pereira da Silva. El real se ha apreciado 47% frente al dólar desde fines de 2008, convirtiéndola en la moneda más sobrevalorada del mundo.

El auge de consumo ha tenido una de sus expresiones más claras en el mercado inmobiliario. Los precios de los inmuebles en Rio de Janeiro han subido 99% desde 2008 y 81% en Sao Paulo, según el instituto Fipe. La misma tendencia se aprecia en Brasilia y las ciudades costeras del norte, como Recife y Salvador. Las propiedades frente a las playas de Leblon e Ipanema, se están igualando a las de Manhattan, con un departamento de tres dormitorios cotizándose en cerca de 2 millones de reales (US$ 1,2 millón) o más. 

Las zonas de oficinas en el centro de Rio han desplazado al distrito midtown de Manhattan como el cuarto más caro del mundo para oficinas, según Cushman & Wakefield.

El director de la constructora Carmo y Calcada de Rio de janeiro, Joao Paulo Matos, contó a Financial Times que tres de sus edificios construidos el año pasado con un total de 821 departamentos se vendieron por completo en la primera semana y uno en el primer día.

Incluso en las favelas, donde ha disminuido la delincuencia, como Santa Marta, el precio de modestas viviendas se ha más que duplicado.



Baja la temperatura


Pese a las señales de alerta, aún no habría motivos para perder la calma. La deuda hipotecaria de Brasil es relativamente baja, con 4% del PIB, comparado con 15% en China. El crédito que más ha crecido es el subsidiado a través del banco estatal de desarrollo BNDES, que representaba 34,6% del total a abril, y la mayoría de los préstamos son de corto plazo, con un horizonte de 18 meses.

Los bancos reportan tasas de morosidad bajas o decrecientes, con 4,6% en promedio de pagos retrasados en más de 90 días.

Además, la desaceleración de la economía global está llegando justo a tiempo para ayudar a enfriar el motor brasileño. El director de política económica del banco central, Carlos Hamilton, asegura que el mercado laboral está exhibiendo “expectativas de moderación en la actividad” y que el crecimiento del crédito se desacelerará a 15% hacia fines de año, según declaraciones recogidas por la agencia Bloomberg.

El crecimiento del empleo en julio fue menor de lo que esperaban los analistas, la actividad económica se contrajo en junio por primera vez desde fines de 2008 y la confianza de las empresas cayó en el segundo trimestre a su punto más bajo desde 2009.



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