Luego del fracaso en las tratativas con el fondo Linzor Capital Partners, los esfuerzos para vender la estación privada se han retomado de inmediato, y ya habría al menos dos ofertas por los activos del canal privado, a pesar de los fantasmas sobre la concesión que han enturbiado las negociaciones de los últimos días, principalmente por las últimas declaraciones de la Universidad de Chile.
La carta pública hecha por el rector del plantel estudiantil, Víctor Pérez, en la cual se asegura que la Casa de Bello tiene injerencia en un potencial negocio, y que se revisará con detalle el contrato entre la universidad y Chilevisión escriturado en 1993, puso en alerta tanto al entorno que asesora la venta, como a quienes estarían interesados en comprar el canal.
Por esto último, y por las acciones que podría tomar el plantel educativo, de cara a revisar los contratos y revisar la continuidad del usufructo sobre la frecuencia, los oferentes habrían hecho una serie de exigencias para asegurar que lo que impidió que Linzor se quedara con Chilevisión, no sea también un motivo de obstáculo para sus casos particulares. Ni que el negocio se ponga en duda más allá de 2018, como ha sido hasta ahora.
Más garantías, mayor certeza
Según comentaron en el círculo de Piñera, los contratos no son iguales al que diseñaron con Linzor Capital, precisamente por las exigencias que piden los potenciales compradores. Todas relacionadas con la concesión.
Y aunque no hay nada cerrado, la mayor duda que se ha presentado, entre los oferentes y quienes han consultado por Chilevisión, ha sido cuál es el usufructo en discusión.
Es decir, si el negocio incluye que el dueño de Chilevisión transmita televisión por la frecuencia de la Universidad de Chile, o es sobre el uso de la totalidad del ancho de banda, correspondiente a 6 MHz.
Según estas fuentes, el usufructo es sobre la frecuencia vigente al día de hoy, la cual habrá que revisar una vez que se conozcan los detalles y alcances de la nueva Ley de Televisión Digital.
La amenaza azul
El rector de la Universidad de Chile, quien no hará declaraciones hasta tener el panorama legal más claro, encargó a la Facultad de Derecho del plantel que revise el contrato suscrito entre la universidad y la familia Cisneros en 1993, mismo documento que rige para Bancard (Piñera).
En el entorno del vendedor se mostraron tranquilos ante estas declaraciones, ya que confían en que el contrato es lo suficientemente claro a favor del "arrendatario" de la señal, con una cláusula que estipula que en 2018 se renovará, de manera automática, la concesión por otros 25 años.
La única forma de que la casa de estudios rompa con esto es mediante un Tribunal Arbitral, donde debe aducir que Chilevisión rompió con el contrato, algo que hasta la fecha no ha sucedido.
Por lo mismo, estas fuentes precisaron que el fin de estas declaraciones tienen un tinte monetario de parte de la "U", más que el deseo de terminar con el contrato en 2018.
DiarioFinanciero.com
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