
Dilma Rousseff, sigue encabezando los sondeos sobre intención de voto para las elecciones presidenciales de octubre en el país y obtiene un 38 %, frente al 22 % que sacaría su principal rival, el socialdemócrata Aecio Neves.
El sondeo realizado por el Instituto Ibope indica que el apoyo a la presidenta cayó un punto, mientras que el de Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), avanzó un entero en relación a una consulta que esa misma empresa realizó en junio.
Por su parte, el exgobernador del estado de Pernambuco Eduardo Campos, candidato del Partido Socialista Brasileño (PSB), conseguiría un 8 %, frente al 10 % de la encuesta anterior.
El pastor Everaldo Pereira, aspirante por el Partido Social Cristiano (PSC), obtendría un 3 % de los votos, mientras que el resto de candidatos juntos tendrían poco más del 3 %.
En caso de una hipotética segunda vuelta, que sería necesaria si ninguno de los candidatos supera el 50 % o no acumula más votos que todos sus rivales juntos, la encuesta de Ibope señaló a Rousseff como favorita con una ventaja de 8 puntos frente a Neves y de 12 frente a Campos.
En un eventual segundo turno con Neves, Rousseff sacaría un 41 % y el socialdemócrata un 33 %, mientras que si el balotaje fuera con Campos, la mandataria ganaría con un 41 % frente al 29 % del dirigente socialista.
La encuesta, encargada por la televisión Globo y el diario O Estado de Sao Paulo, tiene un margen de error de dos puntos porcentuales y fue realizada entre los pasados 18 y 21 de junio, periodo en el que fueron entrevistados 2.002 electores.
El pasado fin de semana, el Instituto Sensus publicó una encuesta en la que la jefe de Estado obtuvo un 31,6 % de las intenciones de voto, Neves un 21,1 % y Campos un 7,2 %.
De acuerdo con el sondeo de Sensus, Rousseff podría necesitar ir a una segunda vuelta, donde obtendría un empate técnico con Neves.
El Gobierno de Rousseff es evaluado con un 5,4 en una escala de 0 a 10 por los electores brasileños, que le dan dos puntos menos que a Lula da Silva en junio de 2010, cuando recibió una nota de 7,8, según datos deIbope.
Aunque todas las encuestas apuntan que Rousseff ganará las elecciones en la segunda vuelta, la diferencia entre la reelección de su antecesor y padrino político y la suya es grande: si hace cuatro años el 72% de los brasileños pensaba que su poder de compra y el de las personas de su entorno había mejorado, ahora sólo el42% piensan lo mismo. La situación es similar respecto a las oportunidades de trabajo: el 56% dijo que habían mejorado, contra el 36% actual.
La evaluación también es peor al abordar los servicios sociales, constatando el malestar que detonó las manifestaciones en junio del año pasado. A día de hoy sólo uno de cada cuatro brasileños cree que laeducación pública haya mejorado en los últimos años, la mitad de los que respondieron eso en 2010.
La evaluación del sistema de salud es aún peor: el 16% considera que está mejor hoy, mientras que en el último año de Lula el porcentaje era del 37%. También ha caído el porcentaje de los que creen que ha mejorado la seguridad pública, pasando del 30% al 18%.
Al evaluar en términos globales la gestión del Gobierno las diferencias se agrandan. En 2010 el 75% de los brasileños calificaban la administración de Lula como “óptima o buena”, casi dos veces y media más que en la actualidad, mientras que sólo el 5% creía que estaba siendo “mala o pésima”.
Sin embargo, ahora, el 50% de los entrevistados por el Ibope desaprueban la manera en que Rousseff está gobernando el país, cuando el 11% decía eso de Lula hace cuatro años. Respecto al perfil de los votantes el estudio recalca que los que dicen no votar a Rousseff son personas de alto nivel de escolarización, renta alta y que viven en ciudades con más de 500.000 habitantes.
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