Sus declaraciones, que hoy marcan el destino de la aviación comercial en México, se las llevó el viento. Era febrero de 2006 y el entonces empresario irlandés Anthony Ryan no entendía por qué el país tenía un mercado aéreo tan pequeño, cita El Semanario en su edición digital de hoy.
Así, durante el lanzamiento de VivaAerobus, soltó: “La industria de las aerolíneas en EU transporta 700 millones de personas y para estas alturas el sector mexicano debería estar transportando 250 millones de pasajeros”.
Hoy, cuatro años después, el horizonte sigue nebuloso. La posible quiebra de Compañía Mexicana de Aviación (CMA) refleja una vez más que no hay política aeronáutica. Un dato duro así lo confirma: en la actual administración, cada 12 meses se declara la muerte de una empresa del sector. Con ello, la única certeza es que la brújula está perdida.
Para el secretario de la Comisión de Aeronáutica en la Academia de Ingeniería de México, Mario Alfredo Batta, una política aeronáutica de largo plazo no es fácil de hacer; sin embargo, considera que el Estado debe establecer controles para que los jugadores no lo vean como un negocio rápido que genera ganancias en el corto plazo y, que si no las genera, tomen medidas inadecuadas o simplemente busquen declararla en quiebra sin importarles el mercado.
Esta ocasión, sin embargo, la estocada cae sobre CMA, una de las empresas del paquete de Grupo Mexicana de Aviación (GMA) que fue privatizado en 2005, firma que ese año era la segunda mayor aerolínea en vuelos nacionales con una participación de mercado de 23%.
Hoy, que ya solicitó a un juez la declaratoria de concurso mercantil, perdió poder de penetración (ante la reestructura se ubica en la sexta posición con una participación de mercado de 9.5%) y enfrenta una escaramuza sindical que presume ser de largo aliento.
Ante estas circunstancias, el expediente GMA –que ahora lleva el nombre de Nuevo Grupo Aeronáutico– lanza una señal: que la historia de la aviación en México se caracteriza por las quiebras y posteriores rescates, y no por un proyecto de largo plazo que permita capitalizar los viajes por las nubes.
En ese tono, los expertos señalan que el gobierno federal ha salido a diestra y siniestra a gastar recursos públicos para rescatar a los jugadores del sector, cuando podría destinar estas partidas en otras áreas prioritarias.
En esos términos, y para romper con la constante de quiebras de empresas en la aviación comercial mexicana, los analistas consideran que éste es el momento para consolidar una política aeronáutica que impulse al sector y que garantice el nacimiento de grandes aerolíneas, como ocurre en otros países.
Semanario.com.mx
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