2015/12/28

Raphael Bergoeing: “A la banca en las sombras se le asocia una connotación negativa, pero ése es un error”

Según el experto, dicho sector tiene un rol muy importante en la industria y tiene que seguir desarrollándose, aunque con una mayor regulación.
Por Camila Araya G.
Raphael Bergoeing: “A la banca en las sombras se le asocia una connotación negativa, pero ése es un error”
No debiera asociarse una connotación negativa al shadow banking o banca en las sombras. Ésa es la opinión del ex superintendente de Bancos, Raphael Bergoeing, dado que las cajas de compensación, cooperativas y el retail financiero son parte fundamental en la industria crediticia, y aportan competencia. Eso sí, advierte, deben ser mejor reguladas. El experto, que también presidió la mesa técnica que estudió la Ley General de Bancos, explicó los principales ejes de dicha reforma.
-¿Por qué es conveniente hacer la reforma?
- Por varias razones. La última reforma a la Ley general de bancos es de 1997, y la previa de 1986. La legislación internacional ha cambiado mucho desde entonces, especialmente como respuesta a las crisis financieras recientes. Chile se ha quedado rezagado, incluso en la región, y más si consideramos que el mercado financiero mundial continúa globalizándose y complejizándose. Pero además, se requiere pasar a norma muchas materias que hoy están en la ley, de manera tal de darle más flexibilidad al regulador bancario para hacer cambios rápidamente si lo considera necesario. Pero más atribuciones para la autoridad deben venir acompañadas de un fortalecimiento del gobierno corporativo de la superintendencia. Por último, el retraso regulatorio en Chile está afectando la competencia en la industria.
-¿Cómo?
-Cada vez les va a ser más difícil a los bancos chilenos salir al resto del mundo y ser competitivos, si la jurisdicción se va quedando atrás. Y hace menos interesante, para los bancos internacionales de países que están comprometidos con Basilea III, venir a Chile, porque la jurisdicción local los va a tratar discriminatoriamente. No van a querer venir y perdemos competencia. Además, los países que no están comprometidos con las nuevas regulaciones internacionales enfrentan costos de financiamiento más altos.
-¿Qué se tiene que hacer?
-Hay al menos tres temas que considerar. Exigir más y mejor capital a los bancos, fortalecer la autonomía institucional de la SBIF, separándola del ciclo político y perfeccionar el capítulo de resolución bancaria que tiene la actual Ley de Bancos, para que haya una industria sustentable, más competitiva y virtuosa, permitiendo que sus rentabilidades se traduzcan en menores precios y mejor calidad para los clientes. Pero la competencia se genera cuando tienes la posibilidad de que lleguen actores nuevos, extranjeros o locales. Y también cuando un banco que tenga problemas pueda ser liquidado sin afectar al resto de la economía. Eso busca el perfeccionamiento del proceso de resolución bancaria.
El informe de la mesa técnica
-¿Por qué agregaron temas adicionales a los solicitados?
-Es importante dar el mensaje de que, incluso si uno asume estos grandes cambios asociados a capital con Basilea III, al gobierno corporativo de la SBIF y a resolución bancaria (que fueron los mandatados), lo que significará un cambio estructural de la actual Ley de Bancos, hay otros desafíos que seguirán existiendo.
-¿Cuáles?
-Hay otro conjunto de preocupaciones que son parte del mercado financiero chileno, particularmente el crediticio, que se harán crecientemente relevantes y que tienen que ver con tener una mirada más sistémica y amplia de la industria, es decir, con un concepto de análisis consolidado. Estamos pensando en la necesidad de avanzar aún más a un sistema de supervisión consolidada. Ayudaría, por ejemplo, que se apruebe el proyecto de ley sobre deuda consolidada que está en el congreso desde 2008.
-¿Y qué más?
-Algunos pensamos que la regulación financiera chilena durante las próximas décadas va a converger a una superintendencia única que va a tener intendencias asociadas a pensiones, valores, seguros y bancos, pero con un paraguas regulatorio y supervisor general, en línea con lo que ocurre en otros países de la región. Eso es lo que uno entiende por supervisión consolidada.
-También destacaron la necesidad de regular mejor a las entidades no bancarias, como el Banco Central...
-Sí. Tenemos una preocupación asociada al hecho de que se han ido desarrollando industrias que tienen un rol importante en el mercado financiero. Se les conoce como shadow banking y a veces se les asocia una connotación negativa, pero la verdad es que ése es un error.
-¿Por qué?
-Porque estas industrias, como las cajas de compensación, las cooperativas y el retail financiero, cuando son adecuadamente reguladas, como lo es la banca, pero en función de sus propias características, son una parte muy importante en la industria del crédito y contribuyen generado más competencia.
-¿De qué forma?
-Por definición, la industria bancaria por ser tan regulada tiende a ser concentrada y, por lo tanto, es más importante aún que países como Chile, que está en la mitad del camino al desarrollo, pueda hacerlo de manera sana y estable a través de un sector que se va desarrollando competitivamente y que se hace cargo de las necesidades crediticias de todos los segmentos de la población y sectores de la economía. En este contexto, hay que homogenizar algunas regulaciones sobre gobierno corporativo en las cooperativas y mejorar la información que se exige, especialmente a la cajas.
Autonomía de los reguladores
-La Contraloría emitió una opinión en un tema donde no tiene competencia (fusión Cuprum-Argentum), lo que a juicio de algunos, contradice la mayor autonomía que se está buscando para los reguladores, en este caso de Pensiones...
-Te hago dos comentarios, que son más bien de sentido común, pero no por ello irrelevantes. Así como la regulación financiera se ha ido complejizando, la verdad es que hoy día no puedes imaginar la regulación financiera en general sin una mirada global.
-¿Qué significa eso?
-Que tenemos que ser capaces de avanzar hacia institucionalidades regulatorias que puedan asumir el desafío de tener que resolver bienes jurídicos protegidos, intereses públicos, que en algunas dimensiones a veces, incluso, pueden chocar. Un ejemplo de esto se ha dado en el ámbito de las atribuciones que consideran necesarias la Superintendencia de Pensiones y la Contraloría. Pasó también con la protección al consumidor, pasa en lo penal, en lo regulatorio financiero y en el ámbito de cada una de las superintendencias que muchas veces también tienen intereses que no convergen necesariamente. Y está pasando en la discusión sobre libre competencia entre la FNE y el Ministerio Público.
INDUSTRIA CREDITICIA Y LA ECONOMÍA
La industria del crédito es muy procíclica, dice Bergoeing. Esto quiere decir que cuando la actividad sube, la industria también lo hace. Ésta, no obstante, "sorprendentemente después de la crisis del 2008, se mantuvo en varios de los ítems crediticios creciendo a 2 dígitos (...) porque tenía una regulación que venía del año 86, que incorporaba varios de los desafíos que planteó la crisis del 2008 en términos de tener bancos que fueran suficientemente solventes en ese momento y con una fuente de financiamiento muy diversificada".
En ese sentido, Bergoeing dice que la industria "tiene que hacer ajustes regulatorios que permiten avanzar a más y mejor capital, no para la desaceleración del 2016 -porque el país está perfectamente preparado, así lo reconoce el Banco Central en su último estudio-, sino para el tipo de desafíos que va a enfrentar la industria del crédito en general en las próximas décadas". "Así que no me preocupa lo que pase el próximo año", concluye.
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